Si no temen ustedes que les piquen las ortigas, vengan conmigo por el estrecho sendero que conduce al pabellón, y veremos lo que sucede dentro de éste...

martes, 25 de marzo de 2008

Hoy no creo en llamaradas frias aleteando

Hoy no creo en llamaradas frias aleteando qué se yo qué sutilezas en mi oído a no ser que sea la burla precisa necesaria de un dios verdadero que destroce cada vértice y abandone al polígono empapado de un modo nunca matemático y mucho menos amoroso.
Por último un esquema que contenga el goteo persistente de la herida no sería del todo insoportable si me lo enrrostrara alguien que quiero, o que deseo, o que envidio, o que llamo siempre por su nombre desde el cuerpo mio tan antiguo y tan pesado.

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