Si no temen ustedes que les piquen las ortigas, vengan conmigo por el estrecho sendero que conduce al pabellón, y veremos lo que sucede dentro de éste...

martes, 18 de marzo de 2008

Ahora que el exceso

(A ver si ahora por fin...)

Ahora que el exceso de una fiebre de palacios estallando no palpita demasiado cerca, es el silencio, un estirado cielo, lo que permanece respirando blandamente y grueso, recostado en una alfombra. A veces una encíclica dictada desde regiones cada vez más lejos, un columpio resistente a la sonrisa de los niños, o una voz tan delicada que, tejiendo sin querer cristales rojos (la sangre, la belleza) se distrae locamente en la sensible y no resuelve.

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