Si no temen ustedes que les piquen las ortigas, vengan conmigo por el estrecho sendero que conduce al pabellón, y veremos lo que sucede dentro de éste...

sábado, 11 de agosto de 2007

Taco y punta, bailaremos

"La Orquesografía de Thoinot Arbeau es un tratado detallado de las danzas de salón en boga durante el siglo XVI. Contiene instrucciónes prácticas para bailar la Basse danse, la Pavana, la Gallarda, la Volte, la Courante, la Alemanda, la Gavota, las Canaries, los Bouffons, la Morisque, la Pavana de España y veintitrés variedades del Branle." (de la nota introductoria)
Está escrito en forma de diálogo y contiene pasajes delicios como éste (me ciño a una traducción española del inglés, el original va en francés):

"Capriol. A veces he reflexionado sobre lo que acabáis de exponer. No sin razón se han considerado los deportes y el baile como parte integrante de la vida de las naciones, pero me ha contrariado que se haya criticado a la danza, encontrándola hasta vil y considerándola como un ejercicio afeminado, indigno de la gravedad del hombre. He leído que Cicerón reprochó al cónsul Gabinio haber bailado. Tiberio expulsó de Roma a bailarines. Dominiciano despedía del Senado a cualquier miembro que hubiese bailado. Alfonso, rey de Aragón, criticó a los galos, por haberlos visto complacerse en la danza. El santo profeta Moisés se llenó de ira al ver bailar a los hijos de Israel.

Arbeau. Por cada uno de los que han criticado a la danza, existen muchísimos otros que la han ensalzado y estimado. El santo rey y profeta David bailó ante el Arca del Señor. En cuanto al profeta Moisés, no fue la cólera lo que sintió al presenciar la danza, sino tristeza por realizarse ésta en torno al Becerro de Oro, lo que constituía una idolatría. En el caso de Cicerón, éste tenía sus venas y miembros hinchados y difamó lo que no podía realizar, diciendo que no era acostumbrado ver bailar a los sobrios. Apio Clauido aprobaba las danzas después de una victoria. Los indios adoran al sol bailando. Todos los que han viajado a tierras recién descubiertas cuentan que los salvajes danzan cuando el sol aparece sobre el horizonte. Sócrates aprendió la danza bajo la enseñanza de Aspasia. Los Salios, muy nobles sacerdotes de Marte, bailaban durante sus sacrificios. Los coribantes en Frigia, los lacedemonios y cretenses bailaban al marchar contra sus enemigos. Vulcano grabó una danza sobre un escudo por considerarla un bellísimo objeto para la vista. Museo y Orfeo deseaban que los himnos compuestos por ellos en honor de los dioses fueran cantados con acompañamiento de danzas. Baco conquistó las Indias con tres clases de danzas. El la Iglesia primitiva existía la costumbre, que aún persiste en nuestros días, de cantar, bailando, los himnos de nuestra fe, cosa que aún puede observarse en algunos lugares. Castor y Pólux enseñaron a bailar a los carianos. Neoptoleno, hijo de Aquiles, enseñó a los cretenses una danza llamada pírrica, para que los ayudara en el combate. Epaminondas utilizó hábilmente la danza en el encuentro del combate, para que todos marchasen como uno contra el enemigo. Jenofonte declaró que se habían creado bailes y mascaradas para dar la bienvenida a los capitanes de Ciro. Reyes y príncipes han ordenado la realización de bailes y mascaradas para divertir, aclamar y festejar con alegría la llegada de nobles forasteros. Nosotros organizamos tales fiestas los días de casamiento y como parte integrante de las solemnidades asociadas a nuestras festividades religiosas, a pesar de los reformadores que condenan tales prácticas; pero ellos merecen ser alimentados con un trozo de carne de chivo puesto, sin tocino, en un pastel.

Capriol. Me haces desear aprender la danza y deplorar no haberme dedicado a ella en mis ratos libres, pues es posible divertirse honestamente sin caer en el libertinaje o en prácticas malsanas. Recuerdo que el poeta coloca a los bailarines entre los seres más felices, diciendo en el libro sexto de la Eneida:
"Pars pedibus plaudunt choreas et carmina dicunt" (Parte golpea con los pies al compás de las danzas y recita cantares)

Arbeau. Y aún podríais citar que Nuestro Señor (en el capítulo once de San Mateo y en séptimo de San Lucas) censuró a los fariseos el ser obstinados y mal dispuestos:
"Hemos tocado la flauta para vosotros y no habéis bailado"
Debéis hacer como hizo Demetrio, quien habiendo vituperado la danza, confesó luego de haber presenciado una mascarada que representaba la unión de Marte con Venus, que jamás había visto nada más bello en el mundo. En poco tiempo podréis salvar esta deficiencia, pues sois músico y la danza depende de la música, que es una de las siete artes liberales.

Capriol. Os ruego entonces, señor Arbeau, que me enseñéis algo de ello..."

Salmos en medio de la noche

A propósito de las distintas miradas que coleccionó Arne en torno a la noche oscura, aquí hay una muy hermosa:

"Estaréis tristes,
pero vuetra tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, está triste,
porque le ha llegado su hora;
pero cuando ha dado a luz al niño,
ya no se acuerda del aprieto
por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo..." (Juan 16, 21)
Tal vez algún hermenéutico me diga que no se refiere a eso de la noche, pero entonces ¿a qué? Los árboles en invierno no están perdiendo el tiempo, crecen hacia adentro, como dijo un buen profesor.
Hace mucho años, cuando aún yo era un tierno cervatillo escribí un salmo en medio de la noche:

Es que tu reino es tan espiritual
Señor, y yo tengo una piedra
Incrustada en el estómago.
No quiero decir que has sido Tú quien la ha dejado
(Perdóname, Jesús, tú lo sabes todo)
Solo sé que nadie se hace responsable
Y no puedo pensar sino que soy horrible
Y que Tú con otras almas más hermosas te deleitas.

Tú me quieres. Es la fe que me pusiste.
Pero tus caricias vienen de otro mundo
Y yo ya me cansé de enderezarlas y adornarlas
Es la sutileza con que dices una cosa y luego otra
Que me llena de impaciencia.

"El viento sopla donde quiere"
Es así como cruelmente me enamoras
No lo digo con cariño ni es dulce reproche
Porque de mí nadie se burla
Ni siquiera Tú, Señor, y sin embargo
El enojo que me pena
Y la pena que me enoja
Te prometo
Cada vez que oiga tu nombre
Sencillamente
Deshacerme

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