Siguiendo con la popular moda de los tratados en forma de diálogo discípulo-maestro (véase la Orquesografía), ahora es el turno de Gradus ad Parnassum (escalones o niveles hacia el Parnaso, monte donde habitan las nueve musas) de Johann Joseph Fux, un método de contrapunto publicado en 1725.
Tengo en mi biblioteca la versión en inglés (originalmente en latín) de Alfred Mann de la cual traduzco el bello pasaje inicial en el cual el maestro Aloysius (personaje inspirado en Palestrina), acepta al joven Josephus dentro del círculo de sus discípulos. Además va un fragmento de la interesante intruducción relativo a la influecia que ejerció este libro en Haydn, Mozart y Beethoven.
Luego de un corto prólogo de Fux (que también vale la pena y traduciré más adelante) comienza El diálogo:
"Josephus.- He venido a tí, venerable maestro, con el propósito de ser introducido en las reglas y principios de la música.De la introducción de Alfred Mann:
Aloysius.- ¿Deseas, entonces, aprender el arte de la composición?
Joseph.- Sí.
Aloys.- Pero ¿no estás advertido de que este estudio es como un océano inmenso, como para no ser agotado incluso en el tiempo de vida de un Nestor? Estás, sin duda, tomando sobre tí una dura tarea, una carga mayor que el Etna. Si, en cualquier caso, es lo más difícil escoger una profesión -ya que sobre la elección, sea correcta o errónea, dependerá la buena o mala fortuna del resto de la propia vida- cuánto cuidado y precaución debe emplear el que desee entrar en este arte antes de atreverse a decidir. Porque los músicos nacen tales. Debes intentar recordar si acaso aún en tu juventud fuiste hondamente conmovido por la belleza de las consonancias.
Joseph.- Sí, en lo más profundo. Incluso antes de que pudiera razonar, fui arrebatado por la fuerza de este extraño entusiasmo y volví todos mis pensamientos y sentimientos hacia la música. Y ahora un ardiente deseo de entender me posee, me conduce casi contra mi voluntad, y día y noche deliciosas melodías parecen sonar alrededor mío. De aquí que pienso no tener más razón para cuestionar mi inclinación. Tampoco las dificultades del trabajo me descorazonarán, y yo espero que con la ayuda de la buena salud seré capaz de dominarlo. Una vez oí a un hobre sabio decir: El estudio es placer antes que tarea.
Aloys.- Estoy dichoso de reconocer tu aptitud natural. Hay sólo un asunto que todavía me causa problemas. Si es removido te llevaré dentro del círculo de mis pupilos.
Joseph.- Por favor di lo que es, reverenciado maestro. Como sea, seguramente ni esta ni cualquier otra razón me moverá a renunciar a mi plan.
Aloys.- Tal vez la esperanza de futuras riquezas y posesiones te induce a escoger esta vida. Si éste es el caso, créeme, debes cambiar de parecer; No Plutón, sino Apolo rige el Parnaso. Quien quiera riquezas debe tomar otro camino.
Joseph.- No, con certeza, no. Por favor asegúrate de que no tengo otro objetivo que perseguir mi amor por la música, sin ningún pensamiento de provecho. Recuerdo también que mi profesor solía decirme que uno debería estar contento con un estilo de vida simple y esforzarse preferiblemente por la excelencia y un buen nombre que por bienes, ya que la virtud es su propia recompensa.
Aloys.- Estoy encantado de haber encontrado un joven estudiante justo tal como pudiera desear. Pero dime ¿estás familiarisado con todo lo que ha sido dicho sobre intervalos, la diferencia entre consonancias y disonancias, sobre los diferentes movimientos, y acerca de las cuatro reglas en el libro anterior?
Joseph.- Creo conocer todo eso.
Aloys.- Instalémonos para trabajar, entonces, y hagamos un comienzo en el nombre de Dios Todopoderoso, la fuente de toda sabiduría."
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