Si no temen ustedes que les piquen las ortigas, vengan conmigo por el estrecho sendero que conduce al pabellón, y veremos lo que sucede dentro de éste...

sábado, 31 de mayo de 2008

Todavía no

La fervorosa noche y el susurro permantente del mar me descocen prolijamente las prendas inservibles: todas, una por una, caen blandas a mis pies.
Solo y desnudo, la fe puesta en la última dulzura de una mirada amorosa, espero y me niego a morir, morir en pena y enojo, morir sin sabor, morir sin haber revivido toda la belleza que conosco, sin haber atestiguado, morir sin haber muerto.

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